Contexto
Las personas sin hogar no están en la calle porque quieren. Acumulan vivencias traumáticas encadenadas que les hacen perder su estabilidad emocional, sus recursos económicos y su red de apoyo. Nuestro sistema de protección social es insuficiente para la caída provocada por estas circunstancias.
Acabar en la calle es en sí una agresión que acarrea soledad, otras agresiones y formas de violencia, y una muerte prematura. Las personas sin hogar sólo se relacionan en igualdad con otras personas sin hogar. La mayor parte de su tiempo lo pasan solas. No pueden ejercer sus derechos. A menudo les resulta imposible empadronarse y conseguir su tarjeta sanitaria. Tampoco tienen intimidad ni propiedad privada, no tienen su seguridad garantizada… Los recursos sociales son insuficientes y no atienden sus necesidades.
¿Qué hacemos?
Grupos de voluntarios/as recorren las zonas donde habitualmente se encuentran las personas sin hogar. Compartir con ellas un café caliente es la excusa para conversar, vencer la soledad y establecer una relación de ‘igual a igual’.
También tenemos espacios de encuentro donde fomentamos la participación mediante actividades culturales. Un espacio seguro, donde relacionarse entre iguales y sentirse parte de una sociedad que los acoge.
El Voluntariado consigue…
– Crear relaciones de igualdad y compartir la alegría, la confianza, la visión de la vida, la trayectoria personal, las ilusiones… que enriquecen tanto al voluntario como a la persona sin hogar.
– Recuperar la motivación y la autoestima de las personas sin hogar.
– Fortalecer su red social de apoyo.
– Detectar casos de personas que necesitan ayuda urgente que, de otro modo, no llegarían a ser conocidos por los profesionales de la red pública de recursos sociales.
– Crear ‘puentes’ entre la persona sin hogar y la sociedad, imprescindibles en cualquier proceso de recuperación.
– Favorecer el conocimiento de un problema social invisible y visto desde los estereotipos peyorativos.
– Construir un modelo social más inclusivo, a través del ejercicio de responsabilidad ciudadana.
La situación de las personas sin hogar
Las personas sin hogar no están en la calle porque quieren
Es consecuencia de un proceso. Nuestro sistema de protección social es insuficiente para evitar la caída de personas que acumulan varias vivencias traumáticas encadenadas que les hacen perder su estabilidad emocional, sus habilidades sociales, sus recursos económicos, su red de apoyo y la capacidad de revertir su situación.
La calle tiene como consecuencia una muerte prematura y agresiones
Las personas sin hogar sufren agresiones y padecen enfermedades que no son atendidas o lo son de manera inadecuada. La esperanza de vida media en la calle es sólo de 60 años, 20 menos que la del resto de las personas. Más del 50% de las personas sin hogar han sufrido agresiones.
Las personas sin hogar sólo se relacionan de igual a igual con otras personas sin hogar. La mayor parte de su tiempo lo pasan solas.
Pierden sus derechos. No pueden…
Empadronarse, votar, no tienen tarjeta sanitaria, ni intimidad ni propiedad privada, no tienen su seguridad garantizada…
Falsos mitos
Sólo un 13% de las personas sin hogar ejercen la mendicidad. Este porcentaje es el mismo que el de las personas sin hogar que tienen estudios superiores.
No son enfermos mentales. Sólo un 12% de las personas sin hogar tienen una enfermedad mental grave.
No son delincuentes ni suelen ser agresivos.
¿Qué es lo que está fallando?
Los recursos sociales son insuficientes y no atienden sus necesidades.
Los recursos están enfocados a atender la emergencia, no a la reintegración social. No se trata sólo de aumentar el número de plazas de albergue si esto no va acompañado de otras medidas y si al final se les lleva a albergues masificados en la periferia de las ciudades.
Además, faltarían en Madrid al menos 700 plazas de albergue además de las que ya existen. Según el censo realizado por el Ayuntamiento de Madrid, hay más de 650 personas durmiendo en la calle cada día y un nivel de ocupación del 95%.
Asistencialismo
El 80% los recursos sociales en Madrid son asistenciales y eso significa que institucionalizan a la persona pero no consiguen su integración.
No hay prevención
No se detectan los procesos de exclusión antes de que la persona llegue a la calle.
¿Por qué algunas personas sin hogar no quieren ir a los albergues?
Los albergues están masificados y tienen que compartir la habitación con 6 personas.
No pueden acceder con animales.
No pueden acceder con su pareja.
Se exige una disciplina y horarios (que, a veces, la persona no puede asumir).
Están alejados de las zonas donde ellos/as están. Ej. Los comedores y centros de día suelen estar en el centro y los albergues en la periferia.
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